50 SOMBRAS DE GREY: CREÍA QUE
HABÍAMOS AVANZADO MÁS
He aquí lo que ha suscitado esta
entrada. Recomiendo que lo leáis antes de continuar, son unos minutitos que os
harán entender mejor lo aquí escrito--> Las mujeres según Christian Grey
Una de las cosas que más me gusta hacer
los domingos es leer el suplemento de El País. Concretamente las columnas
escritas por diversos autores, en las cuales hablan sobre temas de su elección
y que yo encuentro de lo más interesantes. De hecho, abro el suplemento por el
final, empiezo por Javier Marías y acabo con Maruja Torres, dejando para luego
el resto de artículos. Bien, pues hoy he seguido el ritual de siempre: leo a
Javier Marías, sigo con Almudena Grandes, Juan José Millas y… ¡Oh! Sorpresa.
Estupefacción. Horror.
Lo que tanta turbación me provocó no
fue que el artículo estuviera mal escrito o que hablara sobre algo que a mí me
guste de forma negativa. Ni remotamente. Lo que tanto agitó mi espíritu es que
desveló varios puntos de una novela que está arrasando entre el género femenino
últimamente: un libro titulado 50 sombras
de Grey. Puntos por los cuales uno pensaría que el libro sería rechazado de
pleno por este mismo sector.
He escuchado hablar de esta obra y
también he visto la publicidad que hay montada en torno a ella. Lo anuncian
como una novela erótica, rompedora, que encandilará a todas las mujeres. No he
llegado ni a leerme la contraportada del libro, por lo tanto esta es la única
información que tenía de él. Me imaginé que el libro iría sobre una mujer
fuerte e independiente a la que le gustaría el sexo y experimentar con él.
Algo así como una especie de Samantha de Sexo
en Nueva York. Decidiría con quién acostarse y cómo, buscaría hombres de
buen ver tan atrevidos en la cama como ella, y estos la verían como una mujer
que disfruta del sexo tanto como ellos, una igual. ¡Ay, mi pobre mente inocente…!
Suerte que no llegué a catarlo porque este tipo de libros no me atrae.
Fiándonos de la palabra de Santiago Roncagliolo, resulta que “Grey” es el apellido del que se supone que es el
tipo de hombre con el que sueña toda mujer, especialmente en sus sueños más
locos. Un hombre que no es que sea rico, es que es billonario, señoras y
señores, y una de sus técnicas de seducción se basa en lo que llamaremos “a
golpe de tarjeta”. Uno de los estereotipos que menos soporto es ese que dice
que las mujeres nos fijamos más en el dinero de un hombre que en el hombre en
sí, y que si estamos con alguien y nos encontramos con otro más rico,
probablemente nos iremos con él. Que
somos unas interesadas, vamos, y que solo buscamos un hombre que nos mantenga,
o al menos que nos compre a buen precio. Considero que no es así, pero me
parece que dar el beneplácito a este tipo de situaciones no es muy buena manera
de desmentirlo.
¡Pero menuda exageración! Me
diréis. No te has leído el libro, no sabes si la mujer se fija en él por otros
motivos. Os agradecería mucho que me dijerais cuáles, porque siguiendo este
artículo, nuestro amigo Gray es el típico tipo duro, chulo, egoísta, carente de
empatía y, a primera vista, de tener sentimientos más allá de satisfacer su
propio ego, hasta el punto de hacer firmar a la mujer un contrato en el que se
especifica los términos de la relación, incluyendo prácticas sexuales en la
cama. Prácticas que, por cierto, incluyen, entre otras cosas, cera de vela
ardiendo y látigos. A la mujer esto no le hace muy feliz, pues lo ama y querría
otra cosa, pero como lo ama tanto cede a sus deseos.
¿Qué demonios?
A ver si lo he entendido bien: nos
pasamos siglos luchando por salir del rol de “mujer sumisa y obediente” que nos
ha lastrado durante casi toda la historia de la humanidad, ¿y ahora resulta que
lo que más nos excita es que nos traten de esa manera? ¿Que nos sometan
mientras nos maltratan, y todo por amor? ¿Alguien me puede explicar cuál es la
lógica de todo esto?
También nos llenamos la boca
diciendo que queremos un hombre atento, sensible, que sepa escuchar… y a la
hora de la verdad al que queremos verdaderamente es al impresentable de turno. Este
en concreto no acepta una relación que
no sea amo-sumisa, y sospecho que sabe convencer para que esto sea así, lo que
es conocido como manipular. Yo me pregunto ¿en serio? ¿de verdad? ¡No tiene
sentido!
Lo más gracioso de todo este asunto
es que no solo lo leen las mujeres. Lo leen los hombres para saber qué atrae a
las mujeres, como satisfacerlas más. ¿Os imagináis al típico marido que
comparte las tareas domesticas, se encarga de los niños junto a su mujer, hablan
de igual a igual de todo aquello que pueda afectar a ambos en cualquier ámbito,
que lo que le gusta a su mujer es que la traten de forma denigrante? ¡Cómo para
que le explote el cerebro al pobre hombre con semejante paradoja! O peor aún:
que llegue a pensar que ha estado actuando mal durante toda su vida, que se ha
comportado de forma errónea con las mujeres, porque que sea un hombre bueno y sensato no es lo que
realmente quieren.
No lo entiendo, no logro comprender
cómo un libro con semejantes términos puede gustar a tantas mujeres. Y lo que
más anonadada me deja es que quién ha escrito lo que diría que puede llegar a
ser más una fantasía masculina que una femenina (ojo, no digo que todos los
hombres vayan a soñar con eso, pero puestos a elegir, si me preguntas quién
fantasea con algo así, diría antes un hombre, aunque este fuera un mal elemento,
que una mujer), es una mujer. ¡Una mujer! ¡Una mujer escribe que a las mujeres
lo que las excita es que las maltraten física y psicológicamente!
Mujeres del mundo, desde aquí hago
un llamamiento. Os pido por favor y con toda la buena fe del mundo que, más
allá de lo que hayáis encontrado atractivo de este libro, hagáis una lectura crítica. Que
os paréis a pensar en lo que estáis leyendo realmente, lo que significa más
allá de las palabras impresas en el papel. Pensad en qué clase de hombre es
verdaderamente este Christian Grey, y si realmente os gustaría ser la pobre
mujer que recibe unas atenciones tan poco consideradas y tan dolorosas por
parte de él. Preguntaos si el sexo es de uno, que sea el amo, y otra, que sea la
esclava (preguntaos si esto os excita de verdad) o si el sexo es de dos, por
dos y para dos, en igualdad.