jueves, 1 de marzo de 2012


Microrelato 1:



Era el momento de la verdad. No podía rendirse. La tensión en el aire era palpable, y aunque alrededor todo y todos permanecían ajenos, aquel era el enfrentamiento definitivo. ¡No podía rendirse, era de vital importancia! No se detendría, esta vez ganaría, esta vez...
El molesto ruido de las puertas le hizo acordarse de una incómoda verdad que le daría de nuevo la victoria a su contrincante. ¡Qué se pasaba de parada! Tuvo que romper el contacto visual y salir corriendo antes de que se cerrasen las puertas del metro.
Mañana tendría que ser el día.



Microrelato 2:



La línea debería estar más recta. Este trazo, más curvo en la parte de arriba. ¡Pero si es una tontería! Hay que hacer un suave movimiento de la muñeca, facilísimo. No logro que me salga.
Ahora las sombras. Me mira con ojos de sufrimiento. O con pena. No estoy segura y no me extraña. Casi podrían llamar a la protectora de animales. El corte de pelo al menos es denunciable. ¿Y los pozos sin fondo de su hocico? Al menos no está tan mal como al principio. Menos mal que la profesora me ayudó a arreglar en dos minutos lo que llevaba fastidiando en dos horas. Parece fácil cuando lo hace ella.
Al menos la cabeza de caballo parece una cabeza de caballo, y la efigie sigue ahí, impasible al destrozo de su retrato.




Microrelato 3:



¡Qué sabio el que dijo que no hay que despertar al dragón dormido! Lástima que no lo recordara hasta después de que arrasara la ciudad.



Microrelato 4:



El aire era irrespirable. La niebla ponzoñosa apenas permitía ver el erial de lo que antaño había sido verde y azul. El único sonido que reinaba era el suave zumbido de la nave. Tras dejar atrás el mundo muerto, a lo lejos resplandeció con su propia luz la vida de otro planeta. Su próximo hogar. Su próxima tumba. Tal vez la próxima vez no lograrían huir a tiempo. ¿Cuánto tiempo puede uno esquivar las consecuencias de su propia necedad?

1 comentario:

  1. Creo que tus microcuentos están bien porque son breves y de eso se trataba. Sin embargo, no me gusta que sean tan tristes porque todos evocan a un ambiente triste o incluso relacionado con la muerte y la vida está por encima de todas estas cosas.

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